A los microbios no los vemos, pero a diario nos aprovechamos de sus beneficios o padecemos sus daños. Más numerosos que todos los demás seres vivos, algunos más antiguos que todos ellos, probablemente seguirán dominando la Tierra mucho después de que los humanos desaparezcan. No solo convivimos con ellos en el planeta, sino que en nuestro propio cuerpo albergamos tantos microbios como células humanas.